LOS FONDOS DE LOS JUBILADOS
NO SON UN
BANCO DE PRÉSTAMOS
Por Alberto Asseff*
En casi
cincuenta empresas la ANSES tiene fondos invertidos, incluida la primera de
ellas por envergadura y facturación, Techint, con casi un 24 por cien de su
capital. Ello determina que se sienten en los directorios de estas entidades
privadas representantes designados por ANSES que cobran honorarios y perciben
jugosos dividendos, aunque se ignora cuáles son sus aportaciones técnicas para
la buena marcha de los establecimientos.
Uno de cada
cuatro pesos del presupuesto de ANSES va para atender gastos ajenos al sistema
previsional. Correlativamente a esto, es evidente que el aparato burocrático
del organismo se está incrementando, tanto por la apertura de más unidades de
atención como por la incorporación de nuevo personal. Los sueldos son crecientes
y nadie ingresa por concurso y antecedentes. Ser delegado de la Anses es
prácticamente ser el jefe político – o aspirante a ello – de la zona
correspondiente. Este fenómeno requiere que se le asigne mucha atención.
El presupuesto de este año alcanza a $218.000
millones. Se prevé direccionar unos $55.000 millones – un 25 por cien – para
créditos para viviendas; al pago de más de un millón de pensiones no contributivas
– que a partir de 2012 no pueden otorgar
los diputados nacionales como se practicaba desde el año 1950- ; para 3,5
millones de asignaciones por hijo –AUH-; un monto sustantivo para pensiones de
excombatientes; y hasta para distribuir computadoras en las escuelas. A esto
hay que sumarle el pago de los salarios de la frondosa burocracia. El resto es
para pagar los haberes a los jubilados.
El Fondo de
Garantía de Sustentabilidad es de $214.000 millones. Con estos recursos se financian
los déficits del Tesoro Nacional- comprando títulos públicos de deuda -, se
otorgan créditos a empresas privadas – como el de General Motors – y hasta se
pagan los aguinaldos del personal estatal de la Provincia de Buenos mediante un
auxilio-préstamo de 600 millones, como acaeció en julio pasado. Obviamente, la
financieramente arruinada provincia de Buenos Aires – otrora la esplendorosa
pradera que admiraba al mundo entero -, ¿cómo y cuándo reintegrará este mutuo…?
En este
contexto, la ANSES también ha ingresado en el campo del petróleo. Como se sabe,
YPF necesita en el próximo lustro unos us$37 mil millones. Por eso, YPF colocó
en la primera quincena de septiembre un bono de deuda por $1.500 millones, de
los cuales la ANSES tomó el 70 por cien, $1.050 millones. Con la particularidad
que los jubilados tomaron la deuda a más largo plazo, por 36 meses. Para tener
una idea de cuál fue la atracción de esta emisión de deuda, de esos $1.500
millones, los sectores privados sólo aportaron
el 13 por cien y al plazo menor de 9 meses.
Según un informe que la Fundación Mediterránea
brindó en la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados de la Nación, en
cinco años los préstamos de la ANSES para el plan PROCREAR – de construcción de
unidades habitacionales – tenderían a licuarse por efectos de la altísima
inflación que padece nuestra economía. Este S.O.S. debe significar una alerta
temprana. Si no actuamos a tiempo, una calamidad acecha a los jubilados.
Los fondos
de la ANSES están colocados en casi un 77 por cien títulos públicos, incluyendo
préstamos al gobierno para obras de infraestructura de bajísima rentabilidad
directa.
También se
han usado los fondos previsionales para otorgar promocionados créditos a muy
baja tasa de interés y por ende con sumo peligro de licuación.
Para colmo,
las provincias, con todo derecho, están denunciando – como ya lo hizo Córdoba –
, o es inminente que lo hagan, el pacto fiscal de 1994 mediante el cual
resignaron el 15 por cien de sus ingresos coparticipables en aras de compensar
la detracción que sufrió la Anses con motivo de la creación de las AFJP. Como en
2008 éstas se estatizaron, aquel 15 por cien ha dejado de tener razón para
mantenerse. Son $23.500 millones anuales que la Anses debería abstenerse de
percibir, con lo cual su ecuación de financiamiento quedaría seriamente
afectada.
A pesar de
la esplendidez con la que ANSES concurre, pronta y presta, a tomar deuda
pública, a financiar planes de gobiernos, a otorgar préstamos baratos, los
jubilados siguen esperando superar la mísera mínima que cobran el 80 por cien
de ellos, unos 6 millones de personas. Y el pago de los juicios ganados se
demora casi sine die, más allá de todos los esfuerzos y tiempo para conseguir
ese fallo que muchas veces llega post mortem. Y, para peor, todos los meses
colapsan aún más a la Justicia Laboral nuevos juicios que se originan en
deliberadas deficientes liquidaciones que realiza el organismo previsional
¿Colusión con los abogados? ¿Mal desempeño de la función pública?
No podemos
tener impavidez ante esta cuestión. Casi podríamos decir que es una bomba de
tiempo, máxime que el gobierno no ha tenido éxito en erradicar el trabajo
ilegal que abarca al 33 por cien de la población económicamente activa. Como
siempre pasa, cuando la elusión y la evasión son elevadas, las cargas
tributarias para quienes se ajustan a la ley se acrecientan hasta el grado
insoportable. En lugar de extender el universo que paga, se sobrecarga a
quienes viven dentro de la ley.
Nacimos
sabiendo que las Cajas jubilatorias eran literalmente saqueadas por gobiernos
que sólo tienen ciencia y sabiduría para gastar mal ¿Moriremos sufriendo ese mismo cuadro patético?
*Diputado
nacional por la provincia de Bs.Aires
Integrante
de la Comisión de Previsión Social