La Municipalidad de Pinamar acaba de poner
fin a una de las tantas estafas que los pinamarenses sufrían en su bolsillo al
eliminar ese subsidio encubierto para un periódico que era el Boletín Oficial.
Felicitaciones, más vale tarde que nunca.
La decisión llega después de haber comprobado
de forma acabada ante las autoridades que, como venimos sosteniendo hace años,
la cantidad de ejemplares que debía realizar el medio que publicaba el Boletín
Oficial era incumplida, y por lo tanto se transformaba en una estafa real a la
población.
La estafa era doble. Primero, a los posibles
medios competidores, porque en las licitaciones se les obligaba a cotizar
utilizando una base de ejemplares que no era real. Con el consabido
encarecimiento del producto. Mientras el medio estafador podía presentar una
suma más baja porque, total, no pensaba nunca editar esa cantidad de
ejemplares.
La segunda estafa era contra la gente, porque
muchos no recibían el Boletín Oficial debido a que la exigua tirada de ejemplares
del medio que era escogido por Prensa Municipal no alcanzaba a llegar a sus
supuestos destinatarios. Si un medio dice publicar ocho mil ejemplares y en
verdad ni se arrima a ese número, está mintiendo. A la Municipalidad, a la
gente y también a sus anunciantes, que pagan muy caro algo que no vale ni dos
céntimos.
Cuando este medio ganó oportunamente la
licitación para realizar el Boletín Oficial –a comienzos de siglo- se ocupó de
respetar la cantidad de ejemplares solicitada, llevando los ejemplares a
oficinas gubernamentales para su control. Y sólo después de eso eran
distribuidos, en la cantidad exigida en el pliego licitatorio, por las
localidades del partido.
Cuando la repartición de prensa decide tomar
la palabra a un medio y colocar como piso de licitación una suma de ejemplares
que ese medio no piensa imprimir –y sólo se coloca la cifra para que los
competidores tengan que licitar por el valor real-, cuando se adjudica el
trabajo a un medio que dice realizar una cantidad de ejemplares y en realidad
edita una cantidad mucho menor, en realidad es un subsidio encubierto para que
ese medio, el Piojero del Guasón Víctor Pardo y Crosty Mattioli, pueda hacer
frente a sus obligaciones financieras en una época de crisis.
Era resorte de Prensa Municipal corroborar la
veracidad de la cantidad de ejemplares tirada, pues hacer menos a menos costo
representa una estafa, pero nunca lo hizo y sólo fue después de reiteradas
denuncias que la Municipalidad tomó esta decisión. Como escribí antes: más vale
tarde que nunca. Una estafa menos. Y la certeza que siempre hay funcionarios
honestos que cumplen su labor como corresponde y cuidan el dinero de la gente.
Bien por ellos.
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