martes, 2 de abril de 2013

¿El fin de Cristina?

La sociedad argentina en parte despierta y en parte dormida o quieta por conveniencia, ve con estupor y ya se comenta en medios nacionales, el vuelco de la economía de los países limítrofes, en crecimiento, a expensas de la nuestra en baja.
Público de esos países fronterizos nos ha visitado en estos días de feriado por el cambio que les favorece. Vienen con dólares y se van contentos de lo que vivieron.
Nuestra economía en baja, totalmente deteriorada tendrá próximamente otro problema a resolver, esta vez del agro. Un informe que llega  a nuestras manos dice lo siguiente:
 
Plantar soja es más rentable en Uruguay que en la Argentina
Avance. Marcará otro récord por sexto año

No tener detracciones y encontrar tierras para arrendar o comprar y así desarrollar sus cultivos granarios, continúa alentando a los argentinos a plantar en Uruguay.
Un informe elaborado por la consultora argentina Openagro señala que la carga impositiva para la producción de soja en ese país es 2,5 veces mayor que en Uruguay. De ese modo se explica la avanzada de los pools de siembra y grandes empresas agricultores de ese país, que hoy son responsables de más de la mitad de la producción uruguaya.
De acuerdo con la informado por el diario La Nación, esta diferencia en la carga impositiva es lo que llevó a empresas como Los Grobo, El Tejar y MSU, a tener una pata productiva en Uruguay, en algunos casos con tierras propias y en otros, con esquemas de arrendamientos.
Openagro hizo la comparación de la presión impositiva sobre el sector en ambos países incluyendo el pago de un alquiler, ya que en Argentina más del 50% de la producción se hace en campos de terceros.
Según el trabajo de la consultora, en Argentina la rentabilidad después de impuestos para un modelo de producción de 3.000 kilos por hectárea, con el pago de un arrendamiento de US$ 426,16 por hectárea, en la actualidad es negativa en US$ 106,88 por hectárea.
En el caso de un rinde de 3.500 kilos por hectárea, la rentabilidad también es negativa, pero en US$ 4,81 por hectárea, y sólo con un rendimiento de 4.000 kilos se torna positiva en US$ 66,32 por hectárea.
El trabajo consideró una carga impositiva compuesta por un 1% de ingresos brutos, 35% de ganancias, 0,50% de sellos y 1,20% del impuesto a los débitos y créditos bancarios.
Con el recuerdo del 35% de retenciones para este rubro en Argentina, el trabajo de la consultora señala que en Uruguay la rentabilidad después de impuestos siempre es positiva, aun en una comparación con rindes inferiores a los de la Argentina.
Así, para un modelo de 2.200 kilos por hectárea y el pago de un alquiler de US$ 423 por hectárea, la rentabilidad después de impuestos en Uruguay es favorable en US$ 6,17 dólares por hectárea.
En el caso de un rinde de 2.500 kilos trepa a US$ 85,06 por hectárea, y esta última cifra se estira a US$ 163,94 por hectárea cuando en el análisis se considera un rendimiento de 2.800 kilos por hectárea.
Los datos aportados el pasado viernes por la Dirección de Estadísticas (DIEA) indicaron que la soja alcanzará 772.000 hectáreas y volverá a marcar un nuevo récord histórico por sexto año consecutivo dentro de la producción agrícola uruguaya.
 
De la soja y ANSES vive  la economía argentina, si se está yendo la soja, también la mano de obra y por  lo tanto las cargas que se pagan en obras sociales que lo sufrirá ANSES
Sumado esto al estado político debido a los frecuentes choques que mantiene la presidente  con opositores del oficialismo; situación de la cual no sería extraño que no pudiera resurgir, cuando sabe positivamente que gracias a la provincia de Buenos Aires (por la cantidad de población que tiene) y al gobernador Scioli, ganó la anterior elección.
Si en lugar de confrontar aplacaría los ánimos, corrija el rumbo de la economía, baje el tono de soberbia y deje de cobijar a corruptos, quizá vuelva a tener audiencia. Caso contrario no estaría lejos el fin.
Nelly Maletich 

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