lunes, 14 de enero de 2013

Es hora de dejar de mirar detrás del alambrado

Seguramente  el intendente interino Hernán Muriale, se sentirá aliviado tras la aprobación del Código Tributario para el 2013.
Otros sin embargo, la oposición política y el contribuyente en su mayoría, no está de acuerdo con el aumento de las tasas, el módulo.
Desglosando la cuestión, es en primer lugar, el compromiso del  Ejecutivo que de ahora en más tiene con la sociedad, porque no hay  excusas posibles si algo no se concreta.
Pero además, se necesitaría manos fuertes para frenar la desorganización reinante en algunas áreas, el incumplimiento laboral, el "que me importa si trabajo o no" el tema es cobrar. Hay un descontrol del personal, en general, desde arriba hacia abajo. No puede ser que directores con sus buenos sueldos, no sepan si trabajan o no, la gente que tiene a su cargo y menos se tolera que un secretario no controle a quienes tienen el deber de dirigir.
Muchos ojos ven como a las 8:00 horario de trabajo no de refrigerio, grupos de trabajadores, están tomando mate semi escondidos en el monte y es también llamativo que cinco o seis personas estén limpiando una calle a las 9:00 y que al pasar a las 12:00 sigan en el mismo lugar.
Todo eso molesta al contribuyente porque cree que no es sólo la falta de dinero que llevó a Pinamar en el estado de suciedad que está.
Covelia con sus conflictos con Ecoplata que no permitía tirar los residuos en su predio de la Ruta 11, dejó a más de medio Pinamar, sin recoger por días la basura. Y aún no se habría normalizado.
¿Cada uno hace lo que quiere? ¿No existen controles? Sí amiguismo. Pero tendrían que grabarse muy bien en el cerebro que están administrando la plata del pueblo, no de su casa. Por lo tanto el que no sirve, afuera; al que se le comprueba un delito, coima, mentiras, afuera. Pero para eso se necesita mano fuerte y dejar de lado el amiguismo, el clientelismo y la política. Procediendo bien es como se conquistan los votos.
Otro caso es el Honorable Concejo Deliberante, delirante se podría decir. Desde la época del ahora procesado Porretti viene dando tumbos y sin una línea coherente, salvo en algunos, muy pocos concejales que respetan a su partido. Algunos tienen dos caras, como el queso, otros tiran la piedra y esconden la
mano, hay quienes ya están pensando en las elecciones legislativas y juegan, juegan con la gente, con el pueblo, con la comunidad.
Cinco a cinco están en el Concejo, cinco a favor de... y cinco en contra de... pero la pregunta es: ¿renunciarán los que están en contra del Código Tributario a cobrar el aumento? ¿Todos trabajarán para la sociedad o para la campaña de ellos?
En el Concejo también hay descontrol, hacen lo que quieren no lo que necesita la gente; faltan cuando quieren; como nacieron cansados, necesitan  vacaciones pagas, por supuesto; algunos no cumplen con el horario  o llegan y se van a los diez minutos. No se los ve, por  la calle, hablando con los habitantes, para saber  que necesitan, que piensan y que quieren, antes de votar alguna Ordenanaza; esto sólo sucede en época de elecciones y de igual modo generalmente lo que prometen, nunca lo cumplen.
Es hora de dejar de  mirar  detrás del alambrado. El arma que cada uno tiene para revertir lo que está mal, ya sea en nación, provincia o en Pinamar, es el voto, pero para eso hay que tener cultura cívica y un poco de sutileza para darse cuenta cuando pretenden darles gato por liebre. 

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