Cumplimentada la etapa de criar hijos, darles estudio, toca ahora el turno a los nietos, ya con otra responsabilidad de abuelos.
Realmente la capacidad de asombrarme la he perdido porque de este país lamentablemente, de los otrora años de esplendor, económico, social, educativo, ya no queda nada.
Me ocupa ahora el educativo, cuyo sistema paupérrimo, miserable, restringido y dictarorial, emula años pasados donde la democracia era y la hacía una sola persona; con libros escolares que sólo hablaban de Perón y Evita adoctrinando a chicos y grandes porque los padres también tenían que leerlo para ayudar a sus hijos.
Hoy tenemos La Cámpora metida en los establecimientos y si bien algún freno les han puesto en determinados centros de Buenos Aires, queda la duda de lo que puede pasar en el interior, donde la complicidad política se magnifica.
Pero no sólo eso empobrece la educación; el sistema educativo es también causa de la pobreza cultural. Hoy día, un chico medianamente inteligente o inteligente, no tiene cabida ni derecho a estudiar en una escuela pública; a la vez el estudiante con nivel bajo de entendimiento, con este sistema no lo ayudan a entender, a razonar para que pueda elevar su coeficiente intelectual.
Ya en los años noventa, cuando daba clases de auxiliar contable, se notaba lo paupérrimo de la enseñanza de las matemáticas en chicos salidos de primaria. No sabían dividir entre números enteros, ni que hablar dividir con decimales.
No me asombré cuando al ver el cuaderno de mi nieto, observé la forma que tienen de enseñar a dividir en la actualidad, que ni en los 90, se hacía de esa forma, dando la pauta que cada vez vamos más para atrás,. más abajo en la cultura, ¿será por eso de, "un pueblo culto piensa, el inculto obedece", que utilizan este sistema de embrutecer a la sociedad?
Dividir 72 entre 8 significa según las maestras hoy, poner 8 sumarle otro 8 y así ir agregando hasta llegar a 72, luego sumar cuántos 8 hay entonces sé que 72 dividido 8 da 9. Jeroglífico que solamente ellas lo descifran y los pobres chicos que tienen que sufrirlo y entenderlo, cuando con saber las reglas de multiplicar y hacerle razonar al estudiantado, ya sería suficiente.
Pero la cuestión política y de sistema de enseñanza además de embrutecer, encierra una conjunción de hechos y personas que tendrían culpa de que esto suceda.
En primer lugar los políticos cuyo interés sería dominar a las masas y para ello necesitan ignorantes no gente que piense.
Segundo el pueblo en general que se prestaría a estos manejos y que se vendería al mejor postor según las dádivas que les ofrezcan, porque todavía no les entra en la cabeza que ser pobre pero libre, es lo mejor que les podría suceder y que en el cuarto oscuro nadie los ve.
Tercero: Los encargados de digitar el sistema educativo tendrían que apartar la política de sus programas y como dirigentes de la educación hacer reglas que eleven, no discriminar dando muestras concretas que van a un solo lado, dejando al costado al alumno inteligente obligándolo a aceptar lo general sin darle resultados
en particular.
Cuarto: Cada maestro ¿es consciente que es un formador social y cultural? Pareciera que no. Los tiempos que corrren, la mala administración gubernamental impide que el educador desarrolle plenamente su tarea. Falta de insumos, de inmobiliario, de estructura edilicia, hay desidia, todo se complementa para que el maestro no sienta deseos de trabajar, además de la remuneración económica. Pero a pesar de ello no deberían fomentar la incultura; tienen obligación de cumplir su tarea, son formadores de jóvenes, futuro y presente del país.
En cada maestro hay una historia de vida como la tiene cada uno de nosotros pero lo que no se puede hacer es ignorar la historia que deben escribir mediante la enseñanza. La política y los malos sistemas que ellos mismos ayudan a aplicarlos, deben ser denunciados y corregidos mediante coraje y decisiones propias, cuando se nota algo que no contribuya a educar sino a empobrecer, a devaluar la cultura.
No he notado nada de esto en los reclamos a nivel país, que continuamente mantienen los maestros por la cuestión salarial. Tampoco en los educadores de Pinamar que sabrían perfectamente que con este sistema educativo forman personas decadentes, que no razonarían y que con la politiquería del lugar corren riesgos gravísimos de insertar cada vez más, la drogadicción, el delito, la vagancia, la corrupción y la ignorancia.
Nelly Maletich
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